
Ahora tenemos con nosotr@s a Molière, dramaturgo francés que desarrolló su obra en el movimiento Barroco, y su obra “El avaro.”
Nos cuenta la historia de Harpagón, un hombre más tacaño que el Señor Cangrejo, que pasa por encima de todo y tod@s por aumentar su riqueza. En esta obra veremos como sus decisiones arruinarán la vida de tod@s aquello@s que le rodean.

Vamos a hablar del tema central de esta obra, la avaricia. Como hemos podido ver, Molière nos muestra la avaricia de una forma despectiva, algo que lleva al protagonista a cometer actos aborrecibles, como puede ser el maltrato a sus empleados, o casar a sus hijj@s con personas que no quieren para obtener un beneficio económico.
Ahora bien, ¿podemos decir que la avaricia es siempre algo tan horrible como nos lo muestra este autor? En mi opinión, no. Creo que es importante ser avaricios@, en el sentido de querer aspirar a más, por ejemplo, en el ámbito laboral. Las personas que se estancan o que se quedan en su zona de confort no evolucionarán, por lo que serán exactamente iguales con 20,40 y 70 años, en cambio, aquellas que buscan aspirar a más y mejorar a nivel personal y profesional tendrán que tener de su lado el factor de la avaricia. Siento mucho decir esto, pero, a veces, es necesario ser egoísta para lograr tus objetivos, y me refiero al egoísmo visto como centrarte en ti, en lo que quieres conseguir, sin tener en cuenta lo que el resto de población opine.
Claro que todo lo bueno en exceso, se vuelve malo, y más en lo que a avaricia se refiere. Harpagón está tan obsesionado con el dinero que descuida todo lo demás; deja de ser padre y marido, y se convierte en un dictador, deja de ser el “señor de la casa”, y se convierte en un maltratador. Lo más triste es que hay un gran número de personas, sobre todo l@s famosill@s del tres al cuarto, que siguen actuando como actuaba Harpagón, pero, en lugar de vender la libertad de sus hijos, venden su privacidad, ¿cuántas veces hemos visto en la televisión a padres o madres que salen contando la vida de sus hij@s? Y ya no solo venden la vida de otr@s, sino que la consecuencia de ello es vender su propia vida. Yo no podría renunciar a mi privacidad por unos cuantos billetes, porque te estás condenando a ti, a tu familia, a tus amig@s, estás provocando que un grupo de periodistas (si pueden llamarse así) persigan a tus hij@s hasta el instituto.
Creo que no hay persona más triste e infeliz que aquella que se vende y vende a los demás, todo por esa avaricia negativa, porque tienes una vida tan vacía que necesitas llenarla con dinero, con cosas materiales, pero déjame decirte que todo se acaba, el dinero igual que viene, se va, y algún día te darás cuenta de que renunciaste a personas por un capricho pasajero.

“La muerte de un avaro”, el Bosco.
Esta obra me ha hecho reflexionar sobre el egoísmo del ser humano, el protagonista es un reflejo de todo lo malo que puede existir, y aunque estamos en otra época, las similitudes son evidentes. Molière nos ha dado una lección de vida, nos ha mostrado una de las peores caras del hombre, y debemos agradecérselo, porque gracias a este tipo de historias sabemos exactamente como no debemos ser jiji.