
Continuamos con el Realismo, esta vez con Benito Pérez Galdós y su obra La de Bringas, que nos cuenta la obsesión de Rosalía, una mujer burguesa, por mantener su estatus y el de su marido, haciendo todo lo posible para lograrlo.

El factor más importante de esta obra es el económico, pues es lo que te proporciona poder y prestigio, o bueno, lo que entiendes como prestigio. La Rosalía tra tra, perdón. Rosalía a secas tiene tan arraigada la falsa idea de que teniendo más eres más que llega a renunciar a su propia integridad por aparentar, o al menos eso pretenden contarnos.
Pero ahora me gustaría plantearlo desde otra perspectiva. Rosalía es una mujer, o sea, que por definición no puede tener acceso a la economía, depende de su marido, ¿tú te imaginas tener que pedir permiso a un hombre random para comprarte una camiseta en el Pull&Bear? Porque yo no. ¿A nadie le ha dado por pensar que la reacción de Rosalía es completamente normal? Después de vivir atrapada en un matrimonio en el que no tenía independencia económica es más que lógico que “abusara” de la libertad que le brindó la ceguera de su marido.
Puede que en la época de Galdós esto fuera una crítica a los excesos y a las apariencias, pero a día de hoy podríamos hacer una lectura desde el punto de vista de ella, de su miedo a volver a ser dependiente de su marido, miedo a que le corten las alas, Rosalía nos muestra las ganas que tenían las mujeres de ser libres, de poder comprarse esa joya que siempre quisieron, o ese vestido con escote que su marido no permitía. Tuvimos que volar lejos para que no nos cortaran las alas de nuevo, y si ese viaje hacia la independencia y a la libertad conlleva un derroche “innecesario” del dinero, adelante. Ya nos lo dijo David William Kelly en “Charlie y la fábrica de chocolate”, se produce más y más dinero cada día, solo un tonto cambiaría uno de los billetes dorados de Willy Wonka por algo tan vulgar como es un puñado de monedas. Solo una tonta cambiaría su libertad por pensar que gastará en exceso.

“La muerte del patriarcado“, Mary Beth Edelson.
La idea que tenía el autor se entiende, pero creo que no escogió el mejor ejemplo, había otras muchas formas de llevar a cabo esta crítica, pero bueno, no seré muy dura con el pobre Galdós, primero porque no se puede defender, y segundo porque comprendo que esta era la mentalidad de la época, la mujer gasta y gasta y listo, ya puedes decir que estás criticando las apariencias.
Vamos a hablar ahora de la ceguera del señor marido (ojo, que en esa época no había pantallas). Podemos entender esta pérdida paulatina de la visión de dos maneras. La primera es una pérdida real, o sea, que se está quedando ciego porque está mayor el hombre, tampoco vamos a meternos con él por eso, pero sí por no operarse la vista. Aquí vemos la situación contraria a la que tiene Rosalía; Francisco, el macho men, el hombre de la casa, el patriarca, nunca ha tenido limitaciones a la hora de gastar, por lo que no tiene esa necesidad desmesurada de invertir o comprar cosas, como consecuencia, se vuelve un agarrado, como ese amigo que no te invita ni a un chicle de 5 céntimos, con la diferencia de que Paco prefiere quedarse ciego antes que pagar para curarse.
La segunda es una pérdida más mental que física; Francisco de Bringas vive por y para la monarquía, y no quiere ver que tanto esta como su matrimonio se están hundiendo, lo que nos lleva a pensar que el sistema monárquico de la época es un reflejo de su relación con Rosalía, y viceversa; el poder económico es lo que tienen en común las dos preocupaciones de Francisco, y en ambos casos ese poder está cayendo, lo que conllevará un final trágico tanto para la familia, por el cúmulo de deudas de Rosalía, como para el sistema, por la mala gestión de Isabel II.

Revolución de 1868, “La Gloriosa”, estampa alegórica de 1874 publicada en la revista La Flaca.
Otro punto a tener en cuenta es la idea del determinismo. Esta teoría afirma que tod@s estamos condicionad@s por la genética y por el medio en el que nos hemos criado. Claro, ahora entiendo porque soy tan cabezota (papá, mamá, si estáis leyendo esto, perdón, y si no pues no me disculpo, porque tengo razón XD). Esta idea se refleja en la hija y en el hijo del matrimonio, la niña es taaann tacaña como Francisco, y el niño gasta taaanto como Rosalía. Más o menos como mi hermana y yo, pero os quedaréis sin saber quién es quién jeje.
Supongo que te esperabas una súper reflexión filosófica sobre lo malas que son las apariencias, pero no lo haré, porque no puedo afirmar al 100% que La de Bringas sea una crítica a esta problemática, y no me importa que el autor lo escribiera con esa intención. Al final la literatura está abierta a todo tipo de interpretaciones, y no seré yo quién se guíe por lo que siempre se ha pensado de esta novela. Esta es mi visión.
Muy buenas ideas, como sueles prodigar en tus comentarios. Se nota el espacio temporal en el que está escrita la obra y la temática tan interesante que surge en torno a la economía como status social y a la liberación de la mujer, aunque sea por una desgracia de su cónyuge. En cualquier caso, resulta delirante el sacrificio de la perdida del más importante de los sentidos, por algo tan vulgar como el dinero (guiño al genio del chocolate Wonka). Y mi alegría y velada sonrisa por la liberación de Rosalía, que abraza la libertad y la independencia sin importar demasiado los incomprensibles motivos. Finalmente, ser cabezota se puede ver desde distintos prismas. El mío es este….cabezota=testarudo=tenaz=constante=firme=perseverante.
Muy buen trabajo.